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jueves, 22 de agosto de 2013

Institut d'Égypte, 22 de agosto de 1798

El 22 de agosto de 1798, Napoleón Bonaparte funda el “Institut d’Égypte” a semejanza del Instituto nacional de Francia con cuatro secciones de doce miembros cada una; matemáticas, física, economía política, literatura y artes (no llegó a tener los 48 miembros).

El Presidente es Gaspard Monge, Bonaparte será vicepresidente, Fourier el secretario perpetuo y Costaz secretario adjunto.

Los egipcios no entendían por qué unos hombres se reunían habitualmente y qué pretendían con ello ya que, ni formaban parte del gobierno, ni de la administración, ni se ocupaban de la religión. Pero pasado un tiempo, aprendieron con sus continuas consultas sobre mecánica, química… cuánto se podía relacionar con sus trabajos a los sabios del Instituto y ya ven con buenos ojos el progreso técnico del país.

Los sabios eran vistos por la población como gente rara y de poca confianza; uno de los motivos es que visten chaquetas de color verde, color reservado a los profetas de Mahoma.

El instituto de Egipto será el organizador de los trabajos científicos de los savants de la expedición. El 22 de noviembre de 1799, el Institut d’Égypte tomará una decisión capital; reunir todos los trabajos e investigaciones en una obra, “La Description de l’Égypte”.



Grabado de Gaspard Monge realizado por Delpech fechado en 1830.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Bonaparte visita Guiza junto a unos savants

Uno de los alumnos de la Escuela Politécnica de París, Devilliers, parte desde Roseta hacia El Cairo junto a otros colegas.

En una de las visitas de Bonaparte a la zona de Guiza, DeVilliers se une al grupo de invitados con objeto de visitar las pirámides; también estará Vivant Denon el cual partirá en pocos días hacia el Alto Egipto junto al general Desaix en busca de Mourad Bey.

En la visita de Guiza, Bonaparte enseña al grupo de sabios escogidos las pirámides ante el asombro general de los científicos que rápidamente suben a la cima de la Esfinge para realizar las medidas oportunas.
En la base de una de las pirámides, enseñan a Bonaparte una momia cuyo sarcófago es sostenido por un oficial francés y por un egipcio. 
Cuentan que en ese momento ocurrió la siguiente anécdota:


Hacía más de 1500 años que se había perdido la lectura de los jeroglíficos y nadie por aquella época sabía descifrar la lengua de los faraones. ¿O tal vez sí? Los soldados presentan a Bonaparte a un monje copto ciego que andaba por los alrededores y que afirmaba saber leer las antiguas inscripciones de los faraones. Inmediatamente traen a una figura harapienta, más pinta de mendigo o de loco que de erudito. Con voz firme, Bonaparte ordena al copto señalando unos jeroglíficos que había en los laterales del sarcófago “¡Lee!”.
El copto pasó su mano por aquella desgastada madera, sonrío, miró al general con sus ojos sin vida y le dice con voz muy suave pero suficiente para que la oyese hasta el último hombre que andaba por los alrededores; “No eres un Dios”. Es de suponer la cara que se le quedó a Bonaparte.




Grabado de Draeger y Lesieur a finales del XIX de una pintura de Maurice Orange.

martes, 20 de agosto de 2013

20 de agosto de 1798, Fiesta de Mahoma



El 20 de agosto de 1798, Bonaparte celebra otra fiesta no menos importante; “el nacimiento de Mahoma”. 
Bonaparte toma parte de la ceremonia religiosa donde se recitan versículos de la interminable letanía que comprende toda la vida de Mahoma. 

Después de los actos religiosos, se sirve un gran banquete y Bonaparte se sienta al lado del cheique El-Bekyr, pariente del Profeta.


Terminado el festín, todos se trasladan a la plaza Ezkeybeh donde está la población de El Cairo. Primero los franceses miran con novedad y curiosidad los salmos del versículo del Profeta. 
No menos novedoso es, cuando Bonaparte dirige posteriormente unas maniobras militares ejecutadas con una gran precisión. Con un  disparo de cohetes y juegos artificiales se da por finalizada la fiesta.


A pesar del empeño que pone Bonaparte en ganarse las simpatías del pueblo, no olvida los intereses de las Ciencias y las Artes y las promesas hechas tanto al Directorio como a los sabios en la conquista científica de Egipto. 





Grabado a partir de un dibujo de Colin de finales del XIX que representa el hecho histórico vivido con la fiesta de Mahoma

domingo, 18 de agosto de 2013

18 de agosto de 1798, Ruptura del dique del Nilo

Una vez vivido y “tragado” el desastre de la flota en Aboukir, Bonaparte empieza a reorganizar el país.

Durante toda su estancia en Egipto, intenta ganarse la simpatía del pueblo mediante diversos actos; dicen que incluso llegó a vestirse de árabe.


Uno de los acontecimientos por excelencia para cualquier cairota, es el desbordamiento del Nilo. Con éste fin, el 18 de agosto y en hora muy temprana, Bonaparte llama a los miembros del Diván y demás funcionarios, pregonando que ha llegado el momento de preparar la fiesta.


La ciudad se engalana para la ocasión tanto en calles, como en los barcos anclados en puerto.


Bonaparte junto con su Estado Mayor y los cheiques, se dirige a la embocadura del canal. Uno de éstos cheiques hace saber que la inundación es de 25 pies de altura (7,62 metros). La noticia excita la alegría de los ciudadanos. El general en jefe da la señal para que la estatua sagrada sea lanzada al río ante el estruendo de las bandas militares y salvas de la artillería francesa. Se rompe el dique, dando lugar a uno de los concursos más esperados; el primer batelero que penetre en el canal, recibirá una recompensa muy codiciada.


Por la noche, la ciudad de El Cairo se ilumina y sus gentes cantan himnos de gratitud por la buenísima inundación del Nilo. Los cheiques dicen, “es el Nilo más hermoso que ha habido desde hace un siglo”.




Grabado a partir de un dibujo de Grenier de finales del XIX que representa el hecho histórico vivido con la ruptura del dique del Nilo.