A pesar de no descuidar las intrigas que urden los espías
turcos e ingleses sobre los ulemas, imanes y demás ministros de la religión
musulmana, el nulo entendimiento de las disposiciones sobre los títulos de la
propiedad y las casacas de color “verde” de los savants, color reservado a
Mahoma y sus profetas, en la madrugada del 21 de octubre de 1798 estalla lo que
se ha llamado “La revuelta de El Cairo”.
La masa enfervorecida por los islamistas más radicales ha
empezado por masacrar a todos los franceses y europeos. Los miembros del “Institut”
han tenido que coger las armas para defenderse.
Tras la muerte del general Dupuy por los insurrectos, el
general Bon empezará a hacerse con la ciudad teniendo que emplear artillería en
las calles.
Bonaparte dará orden de bombardear las barricadas y la
Mezquita, centro neurálgico de la insurrección, caerá al día siguiente en poder
francés.
Detalle de un grabado
de la editorial Goupil de finales del XIX de un dibujo de Girodet-Trioson.