Si contamos que Denon conoció,
entre a otros, a Luis XV, Catalina II, Federico II, a Voltaire, a Robespierre,
a Napoleón Bonaparte, a Luis XVIII y a Carlos X; si pasó por la totalidad de
regímenes de finales del XVIII y principios del XIX Monarquía, Revolución
Francesa, El Terror, El Directorio, El Consulado, El Imperio y La Restauración, nos
daremos cuenta que estamos ante un personaje tan excepcional como singular.
El museo del Louvre, tal como
lo conocemos en la actualidad, se debe en gran parte a él. Antes de la
construcción en 1989 de la pirámide de cristal, el público accedía al museo por
el “Pavillon Denon”. Acerquémonos a él a través de su vida…
Vivant De Non, nació en
Chalon-sur-Saône (Borgoña francesa) un 4 de junio de 1747. La familia tenía viñedos que le
permitirán tener una vida bastante acomodada. El joven De Non no tardaría en
mostrar sus grandes dotes para las artes plásticas. (Su apellido quedaría como
Denon al igual que Buonaparte se quedaría en Bonaparte, cosas del destino).
Cuentan que con sólo 6 años,
una gitana le predice su futuro diciéndole “Estarás
en buenas gracias con todos los soberanos de Europa. Ésta profecía siempre se
le presentó e influyó en su carrera”.
Grabado de 1830 por Lemercier.
A los 13 años realizará un
precioso busto del rey Luis XV para sorpresa y admiración de su familia. Denon
no desaprovechará las lecciones del abate Buisson tanto en latín como en griego
aunque el dibujo, la observación, las dimensiones y las proporciones, abarcarán
buena parte de sus sueños e ilusiones.
El padre de Denon le autoriza a
ir a Lyon con 18 años para seguir estudiando dibujo no sin antes facilitarle
varias cartas de recomendaciones y suficiente dinero para su primera aventura. Posteriormente
se trasladará a su destino favorito, París, entrando como alumno en el taller
de Noël Hallé y buscando el apoyo de dos personas importantes de la época, Boucher
y Caylus.
Con 23 años, Denon establecerá
contacto personal con Luis XV de una manera bastante singular. Denon salía
prácticamente todos los días a ver pasar a Luis XV en la galería de Versalles.
Al cabo de un tiempo, el rey se detiene y pregunta al desconocido pintor, ¿qué deseáis y quién sois? A lo que Denon
responde, me llamo Dominique Vivant Denon
y no quiero nada más que contemplar a la gracia de su Majestad. El rey
atónito vuelve a preguntarle, ¿no tenéis
nada más que pedirme?
Y Denon contesta; no Majestad, no tengo nada que pedirle salvo
que me gustaría escapar de las bayonetas de sus guardias que me impiden
acercarme para poder hacerle un digno retrato.
Y por éste breve encuentro, Denon
será conducido a Versalles ya convertido en Gentilhombre Ordinario del Rey. Ya
tenemos a Denon dentro de palacio y ocupará el puesto de maestro grabador de
las pertenencias de Madame Pompadour. Ya su nombre se empieza a ligar a Egipto…
Denon era muy agradable para
las mujeres y muy “diplomático”, por eso le enviarán en 1772 a San Petersburgo como
“agregado honorario” y conocerá a Catalina II no sin antes pasar por Alemania
donde es recibido por Federico II. Denon será expulsado de Rusia, establecerá
contacto con Voltaire en Ferney y cruzan varias cartas. Al final conoce en
persona a Voltaire e incluso hará un dibujo El
desayuno de Ferney, dibujo que no fue muy del agrado del filósofo ya que lo
retrata de una manera algo grotesca.
En junio de 1777 aparece un relato
anónimo titulado Point de lendemain (Sin
mañana). Una joya de la prosa francesa del siglo XVIII. Todos los indicios
indican que su autor fue Denon. Las siglas MDGODR (Monsieur Denon Gentilhomme
Ordinaire Du Roi) le delataran para la posteridad.
Con 33 años producirá su primer
autorretrato. Se representa con un sombrero de plumas y pañuelo de seda, en
postura seductora.
Posteriormente irá a Nápoles,
volverá a París y partirá hacia Venecia, donde vivirá cinco felices años.
En 1792 es expulsado de Venecia
y al año siguiente de Florencia. Partirá hacia Suiza y es allí donde se entera
que quieren confiscarle sus bienes. Sin pensarlo dos veces, se arriesga a
regresar a París en tan delicado momento. Allí encuentra a un protector, al
pintor David, que es miembro del Comité de Seguridad General. David le
encargará diversos trabajos, entre otros el grabado de su pintura “Juramento
del Juego de la Pelota”.
Todo arreglado. En esa etapa conocerá en circunstancias bastante extrañas a
Robespierre en Las Tullerías.
En agosto de 1794, poco tiempo
después de la caída de Robespierre, escribe a su amante veneciana, Isabella
Teotochi Albrizzi, “Me acaban de hacer un retrato admirable. De aquí a un mes,
grabaré mi retrato que te enviaré. ¡Qué bonito retrato! A poco que lo enfoque
tal como la pintura, será una bonita lámina. Mi querida Bettine, la amiga de mi
corazón que aprieto en mis brazos, que me gusta más que todo…”. Denon estaba
encantado del retrato realizado por Isabey.
Tiempo después conocerá a Josefina
de Beauharnais. Asiste asiduamente a las fiestas que Madame Tallien organiza de
forma frecuente donde en una de ellas se encuentra con el general Bonaparte al
que le ofrece un vaso de limonada. Un pequeño encuentro para dos grandes
personajes.
Denon, gran conversador y que
sabe sacar partido de todas sus vivencias y personajes que ha conocido, es un
habitual de éstas fiestas. Será Josefina, la mujer de Napoleón Bonaparte, quien
le pregunte si le apetece ir a un destino conocido sólo por unos pocos
privilegiados; Egipto. Y el ya cincuentón, se embarcará en una aventura tan
agotadora como peligrosa.
La expedición de Napoleón
Bonaparte en Egipto parte en mayo de 1798 con Denon a bordo de la fragata La
Junon. Al llegar a Alejandría, recorre la ciudad para ver
que la descripción que hizo Volney en
su libro es bastante correcta. Es una ciudad que tuvo una gran importancia pero
ahora está en plena decadencia; apenas la columna de Pompeyo, dos obeliscos llamados
las agujas de Cleopatra y poco más; se dice a sí mismo, espero que en otras partes de Egipto allá algo más digno que pintar.
Denon es uno de los sabios que se moverán con más libertad y además disfruta de
las simpatías del general en jefe.
A raíz del desenlace en la
trascendental Batalla de las Pirámides
en la que el ejército francés derrota a las tropas mamelucas, uno de los dos
jefes del bando enemigo, Mourad Bey, se retira al Alto Egipto con los mamelucos
que ha podido salvar donde intentará reagruparse y hacer la “guerra santa” a
los infieles. El general francés Desaix marchará tras él y el único savant que se incorporará será Vivant
Denon. Por lo tanto, va a ser el primero de la expedición en poder ver, dibujar
y tomar notas sobre los monumentos y lugares por los que el ejército francés
transita desde Gizeh hasta Nubia.
Los savants efectúan la medición de la Esfinge. Grabado por Page en 1830 a un dibujo de Denon.
Mientras sus compatriotas
luchan contra las tropas de Mourad Bey, Denon por su parte va llenando sus
portafolios. No hubo monumento en su viaje que no registrara. Las ciudades por
las que pasa se van sucediendo, Beni-Suef, el Fayum, Syut…hasta llegar a
Denderah. Visita éste templo y se queda maravillado. Tendrá que regresar varias
veces, algunas veces peligrando su muerte, hasta conseguir dibujarlo como él
quiere. También será el primero en dibujar el Zodiaco de Dendera (actualmente en el Louvre). Y así prosigue la
marcha hacia Luxor, Esneh, Edfou, Kom Ombo hasta llegar a Philae. Cada templo,
cada lugar, necesita de toda la atención de Denon que deberá recordar e ir
dibujando por etapas que le marca los vaivenes de las tropas enemigas. Menos
mal que la diosa fortuna le permitirá volver varias veces sobre cada dibujo
para completarlo.
Grabado de 1818 por Rinaldi a un dibujo de Demarchi.
Con sus portafolios repletos de
dibujos y habiendo enseñado éstas maravillas al resto de savants de la expedición, regresará en 1799 a Francia junto a
Bonaparte y otros privilegiados. Quizás fue en la fragata Muiron o en la propia isla de Ajaccio, donde Bonaparte contó a sus
más estrechos colaboradores los planes para hacerse con el poder.
Ya en Francia, Denon recopilará
todos sus trabajos y publicará en 1802, Voyage
dans la Basse
et la Haute
Égypte pendant les campagnes du général Bonaparte (Viaje al Bajo y al Alto
Egipto durante las campañas del general Bonaparte). Será un best-seller de
la época con múltiples ediciones. Éste viajero, apasionado y curioso,
despertará el interés del público y encenderá la mecha de la egiptología. Su Voyage se traducirá a varios idiomas y
éste furor se trasladará a París transformando sus salones, edificios, fuentes,
mobiliario…extendiéndose posteriormente al resto de Francia y de Europa.
También en ese año sus compañeros de aventura en Egipto están de vuelta
preparando lo que será el impulso definitivo para la egiptomanía con la
publicación, La Description de l’Égypte (1809-1830).
Bonaparte le nombrará director general de Bellas Artes en febrero
de 1802. Denon tenía 55 años y todo el poder de las artes recaerá en él. Será
el “general de las artes” y el Louvre brillará en el firmamento como el “museo
de los museos”. En 1812 recibirá el título de Barón del Imperio y pondrá en su escudo de armas el dibujo de los Colosos de Memnon.
Después de la caída de Napoleón,
con menos influencias en la corte de Luis XVIII y algo cansado por todas sus
aventuras, se retirará para reencontrarse con su pasión por grabar y disfrutará
de su variopinta y singular colección. En ella figurarán, entre otros objetos, un
diente de Voltaire, un pie de momia, cabellos del general Desaix, una gota de
sangre de Napoleón, la máscara de Robespierre…incluso fragmentos de huesos de El Cid y de Jimena ya que también estuvo
en Madrid y Burgos restituyendo los huesos que “sus” soldados habían
descolocado (por supuesto, mandó pintar un cuadro de tan magna obra). También
poseía obras de Tiziano, Poussin, Veronese, Guiotto, Rafael, Guercino, Rembrandt,
Fragonard… y una de sus preferidas, el Gilles
de Watteau. Fue su “pequeño Louvre”, hecho a su antojo y disfrute.
Denon muere a los 78 años después de
asistir a una subasta de arte. Se le enterrará en el cementerio parisino de
Père Lachaise donde algunos llorarán su ausencia como el pintor Gros a la par
que otros mostraran otro tipo de sentimientos.
Denon no escribió sus memorias;
dicen que quizás no las necesitaba. Sus obras, sus publicaciones y su forma de ver
y disfrutar la vida, lo dice todo o casi todo.
La mejor manera de resumirla es
poner un extracto de la conversación que tuvo al final de su vida con Lady
Morgan que quiere saber cómo ha adquirido todos los conocimientos y le
pregunta, “señor Denon, debéis de haber
estudiado mucho” a lo que él contesta, “todo
lo contrario señora, no estudié por que me hubiera aburrido mucho pero observé
por que me divertía, lo que hizo que mi vida fuera plena y pudiera gozar de
ella”.
Este articulo fue publicado en la revista La Goleta en junio de 2014.