En la mañana del 1 de
agosto Nelson (que con los datos que cuenta ha vuelto a tomar rumbo hacia
Egipto) tiene a su vista Alejandría y envía un par de navíos para reconocer el
puerto. La información que traen cae en el desaliento a Nelson; no hay ni flota
ni navíos en el puerto de Alejandría; parece que se ha vuelto a equivocar. Casi
antes de darse cabezazos ante el mástil del Vanguard,
el navío inglés Zeaolus gritó el
emocionante “Enemigo a la vista” cambiando totalmente tanto su humor como el
reflejo de su cara; por fin ha llegado la batalla y podrá enfrentarse al
general Bonaparte.
En el lado francés, llega la noticia del avistamiento de
Nelson junto con su flota y la zozobra de no saber qué hacer, hace que el
almirante Brueys, convoque un consejo para decidir qué hacer; quedarse fondeado
en la bahía de Aboukir o salir al encuentro de los ingleses en alta mar. La
decisión, no por unanimidad, es quedarse fondeado y esperar a la pérfida albión.
Nelson por su parte, no pierde el tiempo y da la orden de
ataque cuando los franceses creen que la batalla será al día siguiente. Esa
noche del 1 de agosto, los ingleses aprovechan las circunstancias y la Armada de Oriente tiene una
severa derrota.
Los barcos ingleses hacen una especie de tenaza y con ésta
maniobra y la inexistencia de cañones en tierra, ha hecho que los ingleses con
una flota a priori de menor envergadura, se vaya resolviendo la batalla a favor
de Nelson.
El resultado es inapelable y sobre las 22 horas de éste 1 de
agosto de 1798, el buque insignia de la flota francesa, el Orient, explota con un fuerte estallido, decidiéndose finalmente de
lado inglés. Brueys ha recibido varias heridas antes que una bala de cañón le
parta en dos.
La flota francesa ha perdido 17 barcos entre navíos y
fragatas junto con la irreparable pérdida de 8930 hombres entre quemados,
ahogados y prisioneros.
En el bando inglés, las pérdidas son menores; 218 muertos y
664 heridos y algunos navíos con desperfectos de cierta consideración.
A pesar de la importancia de ésta batalla, tampoco fue tan
decisiva como pueda parecer en un principio; los franceses están ahora prisioneros en un
terreno que empiezan a conquistar.
Grabado de finales
del XIX de la también llamada “Batalla naval de Aboukir” con la imagen en
primer plano del L´Orient realizado por Mayer y Bayot.
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